Fernando G. Córdoba
Fernando G. Córdoba, Diario de Soria, 27/09/2010
INMERSOS como estamos en una vorágine de desasosiego, resignación y, en no pocos casos, cabrero, prefiero llenar mi cuévano de hoy con versos en vez de hacerlo con la huelga general. Seguramente, siguen sin correr buenos vientos para la lírica, pero cualquier momento es adecuado para hablar de poesía por lo que tiene de antídoto contra la desazón. Hablemos de César Ibáñez París, por ejemplo. Autor de sobra conocido por los sorianos y, desde luego, por los lectores de 'El cuévano', puesto que me he referido en varias ocasiones a él y a sus obras. A comienzos de verano llegaba a las librerías el último libro de poemas del autor zaragozano afincado desde hace un par de décadas en Soria. Se trata de 'Los desvelos' o también'Os desvelos' puesto que nos encontramos ante una edición bilingüe hispano-portuguesa.
Una vez más, César Ibáñez se alza con un premio de poesía; se trata en esta ocasión del Premio Internacional de Poesía Alonso de Ercilla. Este galardón viene a sumarse a una larga lista; entre ellos el Gerardo Diego de la Diputación de Soria, el Santa Isabel de Aragón, reina de Portugal de la Diputación de Zaragoza, o el Premio de Novela Juvenil Avelino Hernández del Ayuntamiento de Soria. 'Los desvelos' es una colección de poemas en los que no se percibe un hilo conductor. Se compone el libro de cuatro partes y cada una de ellas consta de diez poemas. Se refiere César Ibáñez con los desvelos al hecho de quitar velos, de descubrir aquello que estaba oculto. Una primera, 'el otoño en el brote', son poemas desenfadados e incluso un tanto irónicos. Para muestra un botón. En el poema 'Aviso contra poetas' lanza algunos irónicos dardos contra el universo de los versificadores al que él mismo pertenece. Cambia, sin embargo, totalmente de registro en la segunda parte del libro, 'El desvelado corazón'. Me detengo en unos versos, en los que leo: «Si me remonto cien / generaciones soy / la humanidad completa». La tercera parte, 'Cada cosa en su luz' se compone de algunos poemas musicales, como indican sus títulos: 'Cuarteto de cuerda', 'Melodía' o 'Ella & Louis', dedicado a Louis Armstrong y Ella Fitzgerald. A esta parte del libro pertenece también el poema 'España' en el que leemos: «Yo quiero entresacar de las mentiras / una humilde verdad: / que aquí cabemos todos», terminando de forma contundente el poema: «Y cuando digo todos / quiero decir erguidamente todos». Los últimos diez poemas del libro se engloban en 'No caduca el rescoldo'. Escribe en uno de estos poemas: «No es preciso encontrar / para que haber buscado sea hermoso. / Ningún pedazo de pasión sucumbe. No caduca el rescoldo». Indeleble es la huella del recuerdo.